The opening of Upstairs, the Irish pub of Agdal quarter in Rabat, has undoubtedly been one of the major events of the last few months in the city's life. Weekends are particularly slow and quiet in the Moroccan capital, specially as we foreigners flock to big sport events, art galleries, cinemas or simply the countryside at our home countries. Upstairs' menu plays an essential role in the next day's -after a long night partying- late mornings. If the night was not too wild and you are able to get up before midday then a full Irish Breakfast is for you. Tasting their Traditional Fish and Chips, the Chese burguer's crunchy frites or the delicious crusty Steak and Stout pie are the real alternative to the everyday Moroccan tajine I was awaiting. I feel particulary pleased enjoying one of these Sunday Meals while reading any newspaper Sunday edition while it is pouring outside.
martes, 1 de diciembre de 2009
Sunday Meal
The opening of Upstairs, the Irish pub of Agdal quarter in Rabat, has undoubtedly been one of the major events of the last few months in the city's life. Weekends are particularly slow and quiet in the Moroccan capital, specially as we foreigners flock to big sport events, art galleries, cinemas or simply the countryside at our home countries. Upstairs' menu plays an essential role in the next day's -after a long night partying- late mornings. If the night was not too wild and you are able to get up before midday then a full Irish Breakfast is for you. Tasting their Traditional Fish and Chips, the Chese burguer's crunchy frites or the delicious crusty Steak and Stout pie are the real alternative to the everyday Moroccan tajine I was awaiting. I feel particulary pleased enjoying one of these Sunday Meals while reading any newspaper Sunday edition while it is pouring outside.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Los medios, la democracia y el cordero
No seré sospechoso de mi admiración por la cultura y la identidad catalanas, sin duda un factor del progreso general de España durante, al menos, los dos últimos siglos. La seridad en el trabajo, la búsqueda del pacto y la negociación, el seny, constituyen parte del legado de esta región -nacionalidad según la Constitución de 1978- al conjunto de España. Pero creo que la iniciativa auspiciada por 12 periódicos con base en la comunidad de redactar un editorial conjunto pidiendo al Tribunal Constitucional que no realice modificaciones en el texto del nuevo Estatut constituye un error mayúsculo y sienta un grave precedente. Confío en que los jueces que forman el citado órgano no se dejen influir por la presión y actúen con total independencia y libertad. Si el Estatut sale absolutamente indemne, la soberanía nacional española se habrá parcelado por vez primera en más de treinta años de vigencia de la Constitución en tanto que Cataluña se constituye en "nación".
Pero volviendo al papel del papel, valga la redundancia, esta iniciativa quasi inédita no debe ser pasada por alto por los profesionales de la prensa de allí y de aquí. Los medios de comunicación, como argumenta el editorial de hoy de El País, no están para someterse al dictado de los partidos políticos, sino para ejercer la crítica y contar qué pasa. Ésa es su mayor contribución a la democracia, no secundar editoriales a la búlgara o a la soviética. Algo huele a chamusquina en el Reino de Montilla si esto es así.
Mientras en España seguimos enfrascado en la enésima batalla con la cuestión nacionalista y en la constante revisión de las esencias, aquí en Marruecos todo está preparado para la fiesta el Aid El Kebir, como lo está el portero de mi bloque, el gran Mubarak, que no ha tenido inconveniente en posar para este blog -satisfecho por el esfuerzo económico que me consta que ha hecho- junto al cordero que sacrificará mañana por la mañana, recordando al sacrificio que estuvo dispuesto hacer Abraham con su hijo por amor divino.
Xauen

Digo Xauen y no Chaouen o Chefchaouen, que parece esta última la más extendida de las formas que designan la bella ciudad colgada de una ladera del Rif, por ser aquella la denominación de la localidad en tiempos del Protectorado español de Marruecos. Probablemente la "x" española se adecúe mejor a lo que aquellos militares españoles entendían de labios de los marroquíes que lo hace la "ch" actual, que, hay que recordarlo, es francesa y no hispana. Salvo en "chaval" o "chorizo" pronunciado por ciertos andaluces. No harían mal en mirar el nomenclátor y pensar en una hipotética modificación del topónimo a tenor de la importante presencia española en la localidad serrana. Efectivamente, viajar por Marruecos supone para un español andaluz como es mi caso, un permanente redescubrimiento de las capas mejor escondidas de los sedimentos de nuestra cultura. Ayer, el director de mercados internacionales de la Oficina Nacional Marroquí de Turismo, Jamal Kilito, me aseguraba que en el imaginario marroquí existen dos emparejamientos urbanos: Granada-Fez y Sevilla-Marrakech. Estoy bastante de acuerdo con él y conveníamos en que un paseo por la impresionante medina de Fez debe asemejarse muchísimo a la vida en la Alcaicería granadina en tiempos de Boabdil.
Puede hablarse, en efecto, de una arabización, bereberización o incluso marroquinización -a cada cual de elegir el término que más le satisfaga- de la cultura española, ocurrida durante el Medioevo, que pervive hasta nuestros días. Gastronómica, paisajística, arquitectónica así como en esa forma tan particular de gestionar el tiempo y de no sucubir -del todo- a los rigores de las prisas y el estrés de la vida postmoderna. Pero, paseando por Chefchaouen se percibe lo contrario: hoy existe una hispanización de su medina. La villa, desde luego, evoca en su arquitectura a los vecinos pueblos blancos de las serranías gaditana y malagueña: Setenil de las Bodegas, Arcos de la Frontera, Ronda, Grazalema, Ubrique, Vejer de la Frontera, etc. En la medina de Chefchaouen todo el mundo habla español y, en los domingos, en las tiendecitas, mucho menos auténticas que las de la cercana Fez, pueden escucharse los ecos de los goles en los carruseles deportivos de las emisoras españolas, que ya pueden sintonizarse en la localidad. Abundan los nombres y las referencias ibéricas -fundamentalmente andaluces- en los negocios hosteleros de la misma: Hotel Andaluz, Pensión La Castellana, Riad Antonio, Hotel Córdoba, etc. Abundan los grupos de turistas españoles, que hacen que nuestra lengua sea mayoritaria en las calles de la villa. Entre ellos, no pocos mochileros españoles y europeos, que bajan al moro al reclamo de la abundancia de hachís -se calcula que en torno a 100.000 personas viven de esta actividad-. Además, los logotipos de la Junta de Andalucía y de la Cooperación Española se extienden por fachadas de las encaladas casas de la medina, que ayudan a restaurar y a adecentar.
Por desgracia, hay que añadir que esta hispanización actual de Chefchaouen va en detrimento de su carácter genuino, ya que parecen haber desaparecido de ella los oficios tradicionales para que sólo puedan encontrarse en ella los habituales objetos de marroquinería que se encuentran de norte a sur del país magrebí. Digamos que la oferta se ha adaptado a la demanda del turista y no al cliente tradicional como ocurre en Fez, Mequinez o en Rabat. Yo diría que es la medina menos marroquí de las que conozco. La prueba de que los influjos entre ambas orillas son y han sido mutuos y, desde luego, no se han detenido en nuestros días.
jueves, 15 de octubre de 2009
Blair

Tony Blair's candidacy to become the president of the new European Council has launched the debate: Who should be the person? Who, amongst our current leaders, is the most suitable politician to go for it? Today I am not bothered about that one, as the former British Prime Minister once said when leaving office, but about his controversial figure. Firstly, I should admit that I am not impartial and so I will ever be: I cannot hide my fascination for him. I felt the same as millions of British voters over more than ten years. All of us understand what we mean exactly. I was equally captivated by his political charm. For all his political mistakes: too big to deserve forgiveness -the war on Iraq and his consequences-, I should say, for all his proven incapacity to get Britain into the heart of the Continent -and the Euro zone in particular- and fight its traditional euro scepticism, when he was at the right time and at the right position, despite all these reasons, I cannot claim that there is nowadays any other candidate more qualified than him for this job. Europe as a political actor is, probably, living one of its worst hours and only a internationally acknowledged figure as Blair's might take the EU back to the main scene. Blair's seductive power is universal, something that even his foes -which are emerging these days- would admit. As an Scotsman, to say, as a British person, at least in the near future, he will be an European. Despite everything. So take advantage of it.
Hassan
Tiene el aire de una urbanización playera, de los años setenta u ochenta , que bien podría estar situada en algún confín entre Ayamonte y Barbate, que es el microcosmos litoral de los sevillanos. Esa fue mi primera impresión en un primer y ya remoto paseo cuando asimilaba por qué los azares me habían llevado a ese rincón del mundo que yo hacía tan apartado del mismo. Es mi barrio. Dos notas lo caracterizan: la cotidianeidad y la omnipresencia. Hassan no tiene ningún atractivo arquitectónico especial. Tampoco descuella por su perfil social: sus habitantes son mezcla de clase media baja marroquí, expatriados europeos y funcionarios locales. Ni la cercanía del palacio real –uno de ellos— por levante, ni de la torre Hassan por el norte ni la de algunas sedes ministeriales por el sur le confieren una gracia especial. ¿La cotidianeidad? Cualquiera que haya pasado algo más que unas vacaciones veraniegas en un pueblo de nuestra tierra sabe a qué me refiero. La vida es lenta en Hassan. Es igual de corta o incluso más que en las urbes frenéticas del primer mundo, donde la gente llega a mucho más vieja que lo hacen los avejentados gorrillas del barrio. Pero la percepción del tiempo es torpe y pausada en Hassan. Todo es rutina en el barrio: un m’semen con un zumo de naranjas recién exprimidas en casa de Ibrahim, un té a la menta en una de las cafeterías exclusivamente masculinas de la calle Patrice Lumumba, un revolver la caja de tomates en la frutería de Jamid, un vistazo a los ramos de flores de la Place Pietri… Mientras todo eso ocurre, M’barak, el portero del barrio, vuelve de hacer uno de sus recados en una herrumbrosa bicicleta. ¿Cuántas veces? Las mismas escenas, los mismos protagonistas repiten la obra de teatro no ya una vez al día, sino varias, a cada momento. Haciéndose omnipresentes. Todos estarán visibles y serán accesibles varias veces al cabo del día en pocos metros cuadrados. Hassan es un gran patio por el que todos desfilan incesantemente con el propósito inconsciente de calmarnos ante la única verdad de la finitud de la vida.
viernes, 4 de septiembre de 2009
Ajonjolí
¿Qué vale hoy mirar a las manos arrugadas y sabias de los mayores cuando trabajan blancas de harina? ¿Qué más da de dónde vinieron y cuándo se disfrutó del primero de estos dulcísimos bocados? ¿Ocho, nueve, diez siglos? ¿Más? El mundo come -el que tiene el privilegio de cubrir holgadamente las necesidades básicas- cada vez más parecido y la globalización permite disfrutar del sabor idéntico de un Big Mac en Boston, Moscú y Casablanca. ¿Tiene alguna importancia que en una mesa marroquí de F'tor [como la magnífica con que nos obsequió Rachid en Rabat en la imagen], menú de ruptura del ayuno del Ramadán, me encontrara con un poco de sobremesa de Cuaresma? Buf, qué antiguo, se diría hoy en el Twitter y en el status del facebook. Pues claro que es lo mismo: un pestiño de mi abuela que la chebbakia de la abuela de Rachid. La chebbakia es el pestiño un poco más barroco, por lo retorcido y por el gusto marroquí por las especias. De Ramadán a Cuaresma y Semana Santa. Dos orillas y dos credos. Dulcería árabe, pero también musulmana, católica y agnóstica. Cuando he visto a la abuela de Rachid, tan sonriente y agradecida, he visto el mismo rostro de mujer sufrida y fuerte, con todas sus letras, de la chacha Pastora. De Demnate a Lora (del Guadalquivir). Come niño, que tienes que crecer y no te veo coger, nos dicen siempre, en andaluz, darija o bereber. En Rabat he visto mi casa, he visto el caféconleche y los pestiños de antes de salir a la puerta para ver la cofradía pasar en una tarde soleada de abril. ¿A estas alturas qué más da el Señor que Alá? Un pestiño, con su miel, con su huevo y con su aceite. Con su ajonjolí y su matalahúva. ¿Su qué? Las dos del árabe: de aǧǧulgulín y ḥabbat ḥulúwwa dice la Academia. Su sésamo y su anís.
viernes, 28 de agosto de 2009
Torres

Hay ciudades marcadas por sus torres. Un único elemento que se yergue vertical entre el caserío de una urbe y hace del conjunto algo mucho mayor que la suma de las partes. La mía, Sevilla, sin ir más lejos, es de ésas. La sombra de la Giralda es alargada en todos los sentidos. La ley no escrita de la ciudad ordena a los inquilinos en la Plaza Nueva impedir que ninguna construcción supere en altura al antiguo alminar de la mezquita mayor de Ysbilia, como se llamó la ciudad en tiempos de Al Andalus. La estampa de la ciudad de Sevilla con la silueta de la Giralda se hace inconfundible y preside óleos antiguos, fotografías en sepia y hasta hoy envoltorios de picos y patatas fritas. No muchos kilómetros más al sur, en la otra orilla del Estrecho, en Rabat, capital actual del Reino de Marruecos, se levanta elegante la Torre Hassan. Hermana de la Giralda, chata, inconclusa, pero bellísima. Triste por haber quedado reducida a la mitad de sus hermanas de Sevilla y Marrakech cuando la muerte sorprendió a Yusuf Yaqub el Mansur, el victoriso sultán almohade que soñó con construir en aquellos terrenos la mayor mezquita del mundo. Castigada por los vientos del mar, luciendo diferentes tonos de ocre según el costado, se erige sobre un promontorio sobre el río Buregreg, que separa Rabat de Salé, su arrabal vecino, su Triana de chilabas y antenas parabólicas. Rabat es su antigua medina, su moderno Agdal, su boulevard Mohamed V y su palacio real, residencia habitual de Mohamed VI, el monarca alauí. Pero Rabat es sobre todo la vista de la alcazaba de los Udayas desde el otro lado de la marisma y el perfil del promontorio donde se levantaba la antigua ciudad con la torre Hassan, solitaria, únicamente acompañada por un bosque de columnas testigo de un esplendor perdido.